Basado al parecer en una leyenda real, circula para quién quiera escucharlo un cuento conocido como “El Despertar” que narra la resurrección de un “no muerto“, de un ser que fue enterrado como un cristiano para bloquear sus maléficos poderes, pero cuya resurrección fue profetizada. Sucedería, añade, a los cien años de permanecer bajo tierra y en ese momento volvería a la “vida” para recuperar su reino de terror. En este cuento hay también una protagonista femenina: Marlene, la redactora de una revista de sucesos paranormales en la Baja California.
Esta joven periodista, en un rutinario rastreo por Internet buscando historias, descubrió la leyenda de Loret Blackman, el vampiro. A menos de un día de su resurrección, la joven no pudo frenar su vocación periodística y, ni corta ni perezosa, decidió personarse en el lugar donde estaba enterrado el vampiro. Emocionada por la aventura en la que iba enfrascarse, convino invitar a su novio a que la acompañara. Éste, a regañadientes, aceptó el siniestro viaje, con la esperanza de que Marlene desistiera en el último momento.
De camino a la tumba de Loret Blackman, la pareja se percató de que estaban adentrándose en un terreno yermo y abandonado, inimaginable en sus peores pesadillas. No obstante, continuaron con el viaje. Caía la tarde del día señalado, y la pareja se adentró con su coche en las profundidades el mismísimo infierno. En una bifurcación de la abandonada carretera, estos tomaron un sendero que los conduce a la entrada de un pueblo, cuyo letrero de bienvenida rezaba lo siguiente: “Bienvenido a La Purísima”.
Circulaban a poca velocidad, enmudecidos ante tal espectáculo: las fachadas de las casas estaban totalmente cubiertas de polvo, en el aire se respiraba la más absoluta soledad… Sin duda, parecía que se encontraban en un pueblo fantasma. Acordaron rastrear el lugar a pie. Al llegar a la plaza, un sonido atronador, el de una campana, los asustó. El sonido provenía de la Iglesia del pueblo. Siguieron el estruendo hasta la pequeña edificación. Allí se encontraron a unos pocos habitantes que escuchaban atentamente al sacerdote, quien rezaba por el alma de los presentes, ya que un terrible suceso estaba a punto de sucederse.
Tras unos quince minutos en silencio, los pocos habitantes se marcharon en procesión hacia el cementerio. La pareja se acercó al sacerdote y permanecieron allí, expectantes.
Al caer la tarde, los testigos de la resurrección del vampiro emitían gritos de angustia y lloraban de terror. Incluso alguno imploraba a Dios que no permitiera esa atrocidad. Tras unos instantes de inusitada calma, un bandada de cuervos emprendió un cruel ataque contra los habitantes del pueblo. Marlene, única superviviente, permanecía petrificada por el pánico.
Finalmente, Loret Blackmen no se hizo esperar. Se levantó de su tumba, con su cuerpo putrefacto y con unas terribles ansias de chupar sangre. Marlene fue su primera presa. Mordió en su yugular para robarle las fuerzas a través de su sangre fresca. El novio de ésta, malherido, intentó atacar al vampiro, quien le atravesó al abdomen con una mano. Ella, horrorizada, lo vio morir.
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