-El Origen del Miedo
Hace mucho tiempo, cuando no había nada, un ser apareció y con él, el universo, las galaxias y las estrellas.
En el vasto vacío del espacio, aquel ser se sentía solo, por lo que creó la vida y, con ella, diversas criaturas comenzaron a habitar el universo. Él se sintió muy feliz porque ya no estaba solo: fue en ese momento que su felicidad encarnó en una criatura de rasgos hermosos que causaba regocijo a todos quienes la veían.
Él comenzó sentir varias emociones: asombro, curiosidad, etcétera. Sus criaturas se multiplicaban, él les dio un propósito. Su tiempo de vida estaba ligado a la capacidad que tenían los seres vivos de expresar estos sentimientos.
Además de estas personificaciones, él creó a otros para ayudarlo a mantener en paz el universo, uno de ellos era Yahveh, el cual era muy avaricioso, que con ayuda de otros, traicionó y aprisionó a su creador. No podían matarlo, pues su muerte significaría el fin del universo,.Yahveh lo que quería era gobernar sobre los otros y lo logró.
Yahveh se convirtió en el monarca del universo bajo el título de Dios; los demás seres viajaron por el universo conquistando y gobernando varias dimensiones. Traicionado el creador, en su encierro sintió por primera vez ira, tristeza y miedo.
Nacieron de él, por ende, 3 seres muy poderosos que ocasionaron caos por todo el universo, pero el tercero era diferente. Cuando el tercero nació, monstruos horribles aparecieron y vagaron por las dimensiones causando terror: su poder era tan vasto que sus propios hermanos le temían. A diferencia de Yahveh y los demás, no buscaba gobernar, él quería destruirlo todo. Comenzó a matar deidades, aniquilar razas y desaparecer galaxias.
Llegó a invadir planetas y destruirlos, descubrió el mundo de los sueños y se apoderó de él creando seres conocidos como las pesadillas, quienes se alimentaban del miedo que obtenían torturando a otros en los sueños.
Varios millones de años después, apareció en la tierra donde liberó monstruos horribles, que captaron fascinación en varios humanos, inspirando historias y leyendas de culto. Con el pasar de los años, fue conocido por varios nombres y por asesinar innumerables personas alrededor del mundo usando su temor para causarles muertes indigestas.
Llegó a ser reconocido por la vestimenta que portaba: una gabardina negra, sombrero, botas, un cuchillo y una máscara que recordaba a los médicos de la peste, la cual ocultaba su inexistente rostro con una línea dibujada de tal forma que daba la apariencia de una sonrisa.
Después de mucho tiempo en nuestro mundo, pensó en irse a buscar otros lugares, pero, hubo algo que llamó su atención y fue cómo la gente generaba monstruos aterradores por su cuenta a través de historias de Internet conocidas como Creepypastas, las cuales eran muy populares y andaban de boca en boca. Fue en ese momento que les dio vida liberándolos para causar el mayor temor posible mientras él observaba con cautela.
Muchas de estas criaturas sabían que no debían meterse con su creador, unos por respeto y otros por aprecio a su existencia misma. Aunque hubo un ser que tuvo el atrevimiento de hacerlo, su nombre era Till, aquel monstruo que parece una cabeza de conejo. Él se rebeló buscando ser quien portara el miedo y su gran poder. Miedo todo lo que hizo fue tirar uno de los dientes de Till con su cuchillo mientras reía frenéticamente, Till se fue humillado tras eso.
Tiempo después, supo que los humanos conocían la existencia de los Holders, los guardianes de los objetos que poseen fragmentos del poder de su creador. El miedo sabe qué ocurrirá cuando estos objetos se junten y, sin importar con qué propósito lo hicieren, solo traerán muerte y destrucción. A él no le importa, pues él será de los últimos en abandonar el universo cuando este desaparezca.
Mientras tanto, seguirá causando temor, que nos invade a todos. Él sabe todo sobre ti, a qué le temes, dónde te encuentras y, sobre todo, cuánto te queda de vida, así puede elegir si matarte encarnando tu peor temor, torturarte en tus sueños o quebrantar tu alma una vez que mueras.
-Escrita por: Iván (España)
-El Terror que Acecha
Todo empezó hace unos dos años, rondaba el mes de julio y con las vacaciones nos reunimos los cuatro amigos de siempre para organizar un viaje (Rafa, Raul, Javi y yo), después de unos días discutiendo el destino nos decidimos a hacer un viaje a lo mochilero por Europa de aproximadamente un mes.
El día 21 de julio partimos en tren con destino a Francia, después de varios trenes y bastantes horas de viaje llegamos hasta un pueblecito no muy lejos de París (la capital es tremendamente cara) y pasamos algunos días en un pequeño hostal donde casualmente conocimos a tres chicos que hacían lo mismo que nosotros, eran de Almería, Jose, Dani y Quique, nos hicimos amigos enseguida,ya saben que el alcohol hace que uno se vuelva muy amistoso. Al final nuestra amistad se hizo tal que decidimos seguir el viaje todos juntos...
Continuamos viajando hasta principios de Agosto donde llegamos a Budesland Steiermark (Estiria en Austria) donde he visto los mayores y mas alucinantes bosques de mi vida, eran bosques descomunales, espesos y muy verdes.En vista de que el tiempo era bastante bueno decidimos acampar en el bosque en vez de llegar a alguna ciudad o pueblo.
Ahora me arrepiento y me arrepentiré toda mi vida de haber elegido esa opción. Bien pues montamos nuestras tiendas, hicimos una fogata y empezamos a sacar comida y por supuesto bebida (con 23 años uno busca excusas para beber en casi cualquier ocasión), terminamos de cenar y la noche ya nos había envuelto en su oscuro manto, con una luna inmensa y brillante como un foco, evidentemente nosotros continuamos bebiendo y riendo hasta bien tarde, serían las dos de la mañana cuando debido a tanta bebida me entraron unas ganas terribles de ir al servicio...-me estoy meando- dije levantándome, al instante uno de nuestro nuevos amigos (Jose) se levantó diciendo -voy contigo yo también tengo que orinar-.
Si hubiera sabido lo que nos esperaba me habría meado encima...nos alejamos unos 20 metros de las tiendas de campaña porque no queríamos que después oliese mal por la zona, nos pusimos uno al lado de otro a unos 3 metros de distancia, una vez habíamos acabado nos dispusimos a volver cuando oímos un sonido como de ramas entre unos arbustos...debido a nuestra curiosidad y al valor que solo el alcohol puede darte fuimos en dirección al sonido, cuando pasamos el arbusto vimos algo con lo que llevo teniendo pesadillas desde entonces.
Estaba de espaldas de nosotros, y lo que al principio pensamos que era un oso debido a su tamaño y su pelaje pronto se transformó en una imagen de terror....el ser que teníamos delante estaba devorando a un ciervo enorme, de pronto se detuvo, levantó su cabeza y olisqueó el aire, se giró tan rápidamente hacia nosotros que no fui capaz de reaccionar, empezó a acercarse a donde estábamos, muy lentamente, tan despacio que parecía que no se movía...por alguna extraña razón, tal vez el pánico, ni Jose ni yo podíamos decir una palabra o mover nuestro cuerpo para escapar, ese ser nos tenia como hipnotizados, sus ojos brillaban con una malévola intensidad, amarillos con una franja rojiza en el centro, con unos dientes afilados y babosos, tenía unas garras que parecían cuchillas, y andaba perfectamente a dos patas, la criatura se acercó primero a Jose, se acercó tanto que pensé que iban a fundirse en uno, a continuación se alejó de él para acercarse a mi, cuando estuvo a escasos centímetros de mi cara me miró directamente a los ojos y de su boca no salió nada más que baba y aire caliente de su respiración, sin embargo en mi cabeza sentí como si me estuviera hablando, "aún no te toca a ti, aún no" y dicho esto desapareció a tal velocidad que pensé que todo había sido un sueño.
Jose y yo nos miramos muertos de miedo y por arte de magia empezamos a correr como locos hasta llegar al campamento. Contamos a nuestros amigos lo que habíamos visto, y tras unos segundos de silencio empezaron a reírse diciendo que estábamos borrachos, que no bebiéramos más, que vaya historia mas buena habíamos planeado...total que pensaron que todo había sido invención nuestra, incluso yo mismo dudaba de si todo aquello había sido a causa del alcohol, en el fondo de mi alma deseaba terriblemente que hubiese sido así, pero mi cabeza sabia que había sido real...
Prosiguió la noche de juerga (Jose y yo habíamos dejado de beber) y a eso de las 3 y media decidí acercarme y hablar él, le dije como dudando de mis propias palabras -¿Te ha parecido que esa cosa hablaba?- . -No exactamente,- dijo él -no ha dicho nada sin embargo en mi cabeza sentía que podía comunicarme con él-....-y que te ha dicho a ti?-pregunté sin querer saber la respuesta. Pues me ha dicho "Esta noche te toca morir a ti"...
A la mañana siguiente y con una resaca espantosa, despertamos, salimos de las tiendas para recoger nuestras cosas cuando de repente me di cuenta de que no había rastro de Jose, ni siquiera estaba su tienda, ni su mochila, nada parecía como si se lo hubiera tragado la tierra o algo más terrible y abominable que ésta.
Desde ese día, ese maldito día mi vida es una pesadilla...sé que algún día me tocará a mi, y ni yo ni nadie puede hacer nada por evitarlo, no estoy loco, no soy un desquiciado o un psicótico, pero anoche mientras dormía algo me susurró en sueños - "mañana te toca morir a ti" -
-Escrito por: Anónimo
-Carretera Maldita
En el año 1922 se produjo un tremendo accidente de tráfico en la comarca nº... a su paso por el municipio de Vigo, con nefastos resultados para buena parte de las gentes que por allí transitaban con sus vehículos. Aunque las autoridades tardaron realmente poco tiempo en acudir al lugar, poco pudieron hacer al respecto.
Hoy día, aquella carretera luce prácticamente abandonada y son realmente pocos los lugareños que se atreven a atravesarla porque se piensa que extrañas criaturas deambulan por ella, sobre todo, en las noches a partir de la medianoche.
Lorena era una conductora novel que tenía francamente poca experiencia en cuanto a la conducción de automóviles se refiere. Se encontraba en aquella carretera por error y desconocía por completo, el motivo de por qué apenas encontraba vehículos a su paso.
Era una noche de viernes cuando salía de su trabajo en un hospital cercano, se dirigía a su casa para estar en la compañía de sus seres queridos, cuando notó un extraño frío que rodeaba el asiento delantero y el de copiloto de su medio de transporte. Decidió entonces, encender la calefacción interna del vehículo para mejorar las circunstancias de conducción.
Se hacía tarde y tuvo que correr un poco más, porque quería llegar cuanto antes a su casa para descansar después de una larga jornada laboral. Sin embargo, con la caída de la noche la emisora se encendió sola sin necesidad de accionarla la propia Lorena y contempló, a lo lejos, cómo una familia se encontraba esperando a la grúa tras un pinchazo.
La joven Lorena paró para ayudarles y los invitó a subir. Lucían con un aspecto mejorable y tenían ropas como de hace algunos años ya, pero restó importancia y prosiguió con su viaje. Minutos más tarde empezó a hablar con ellos y su vehículo se paró. Cuando Lorena bajó de su vehículo para intentar arreglarlo y avisar a la grúa, percibió cómo su móvil no funcionaba, no podía avisar a nadie y entendió, después de una breve explicación de los miembros de la familia, que había tenido un accidente muchos años atrás.
La joven Lorena puede ser vista por aquella carretera cada anochecer conduciendo su vehículo, porque sigue sin asumir que tuvo aquel accidente y no desea abandonar el reino terrenal para ir al lugar que le corresponde. No es el primer reporte que aparece en medios de comunicación de una mujer conduciendo un vehículo de otra época.
-Escrita por: Anónimo
-Me Observan
Hace muchas semanas que me está pasando esto, no sé la razón de porqué me observan. Bueno, lo que cuento es así:
Estaba en mi casa, lo cuál es muy normal para todos. Pero, un día miércoles... desperté en mi habitación, como era de esperar... y me encontré con una carta encima de mi velorio. En aquella carta decía: No estás a salvo de nada, no tienes escapatoria, no puedes ocultarte de nosotros, de nuestros ojos, los que, desde ahora, te observarán.
No le tomé importancia y me fui a hacer mi desayuno, para después vestirme e ir al centro comercial con mis amigos. Cuando llegué al centro comercial, entre tantas personas, vi que un joven con capucha, de rostro irreconocible, me estaba observando.
Igualmente pensé que estaba mirando a otra persona y fui a donde estaban mis amigos...Ya estaba anocheciendo, me tuve que ir del centro comercial.
Cuando ya estaba en mi casa, vi de nuevo a ese joven...Ese rostro... esa capucha... ¿me está siguiendo?
Ya me estaba durmiendo, cuando de repente vi de nuevo a ese joven parado en la ventana de mi habitación, mirándome fijamente con esa cara horrible. Yo, en ese entonces estaba realmente asustado... entonces recordé aquella carta que me encontré en mi habitación esta mañana.
"No estás a salvo de nada, no tienes escapatoria, no puedes ocultarte de nosotros, de nuestros ojos, los que desde ahora te observarán." Lo que más me asustó fue que cuando vi de nuevo a la ventana de mi habitación, ese "monstruo" dejó una mancha pequeña de sangre, pero no de cualquier sangre, era un poco negra.
Ya harto de ver eso, grité: "¡¡Paren con los jugueteos!!" Después de gritar eso, empecé a escuchar pasos en el pasillo... pasos que se hacían más rápidos.
Me quede ahí, en mi cama, escuchando los pasos, cuando de repente aparece ese "monstruo" caminando. Me miró fijamente por minutos, cuando se puso encima de mi cama.
Yo estaba en shock, no podía moverme... solo veía como esa cosa se acercaba a mí, de una manera espeluznante... se acercaba... su cara... hasta que me desmayé, y desde ahí no recuerdo que pasó... solo recuerdo que se ha bajado la capucha que tenía y estaba mostrándome su horrible rostro... He despertado en mi habitación, todo era normal. Pero solo el hecho de pensar como era su cara... me aterra cada noche.
-Escrita por: Mapucho (México)
-La otra Navidad
Una familia tenía la costumbre de celebrar la Navidad por todo lo alto. Cada año se reunían a cenar todos juntos; cada persona debía llevar un platillo diferente para compartir con los demás. Algunos llevaban pastas y ensaladas, otros ponche para beber, a alguien más le tocaba el postre y la abuela siempre preparaba el pavo navideño, atiborrado con un delicioso relleno que a todos encantaba.
Tras haber cenado en abundancia llegaba la hora de los regalos, en la cual todos los miembros de la familia se sentaban en torno al árbol para intercambiar los obsequios que habían traído.
Antes se organizaban con tiempo, para que cada persona supiera quien le tocaba. Los regalos estaban contados y debidamente envueltos.
Pero aquel año, sucedió algo que desconcertó mucho a todos. Había debajo del árbol un único regalo, cuyo envoltorio era más precario de los otros: solo una caja de cartón con un cordel atado en forma de moño.
Cada una de las personas notó que aquello no estaba mientras se encontraban cenando, y que no habían sido ellas quienes lo habían traído. No obstante, también cada uno asumió que bien podía ser un obsequio añadido a última hora por cualquiera de los otros.
Se dispusieron entonces a entregarse sus regalos, todos ellos repletos de alegría y abrazándose con mucho cariño entre sí. Así fueron acabándose todos los obsequios, hasta que solo quedo aquel tan misterioso.
—¿Y de quién es ese regalo? ¿A alguien se le ha olvidado entregarlo?
—Pues mío no es, creí que sería de alguien más.
—No, yo no lo traje y no lo había visto cuando llegué.
—Qué extraño.
Quedó claro que el objeto no pertenecía a ninguno de los presentes y con mucha extrañeza, el padre de familia se dispuso a abrirlo. Lo que había dentro les heló la sangre a todos: únicamente habían puesto un pedazo de alambre y un cuchillo muy afilado. Ambos iban acompañados de una nota que ponía: «Para quienes están en la puerta».
—¿Qué clase de broma de mal gusto es esta? —preguntó el padre— ¿Quién puso esto debajo del árbol?
Todos negaron, pálidos y confundidos. En ese momento, alguien llamó a la puerta, dejándolos paralizados…
La mañana de Navidad del día siguiente, la policía se encontró con un espectáculo horrible en la casa de la familia. Todos los presentes habían sido asesinados cruelmente y no había ni pista de los autores del crimen. Parecía como si los inquilinos de la casa hubieran tratado de defenderse, en vano.
Nunca se resolvió el misterio.
Si vas a abrir tus regalos de Navidad, quizá sea mejor que les eches un vistazo con mucha anticipación. Nunca se sabe lo que un extraño puede dejar bajo el árbol.
-Escrita por: Aerika (México)
-La casa de los Espejos
Siendo una niña, en Cádiz habían muchas casas deshabitadas en las que los niños nos metíamos a jugar, aunque estaban medio en ruinas era fácil acceder a ellas ya que las tapias de ladrillo no eran demasiado altas o por las puertas mal cerradas.
Una de esas casas está en la Alameda junto al mar, la llamaban la casa de los espejos y cuenta la leyenda que en ella vivió un capitán de barco con su mujer y su hija, en cada uno de sus viajes su hermosa hija le pedía como regalo un espejo, el padre cumplía siempre, con lo que la casa se fue poco a poco llenando completamente de espejos. La niña fue creciendo y se convirtió en una muchacha bellísima, el padre cada vez que volvía de sus viajes solo tenía besos palabras y miradas para ella.
Dicen que la madre celosa de la relación entre su hija y su marido, aprovechando una de las ausencias de este envenenó a la muchacha sin que nadie sospechara de ella. Pero el padre al regresar contempló atónito a su hija en los espejos; el reflejo de su hija le contó la verdad de su muerte. La madre confesó su crimen ante la insistencia del marido, murió en la cárcel, el padre se marchó y nunca más se supo de él.
Yo tenía doce años cuando entramos en la casa, en aquel entonces era muy fácil acceder a ella, la cerradura de la puerta era vieja y estaba medio rota, nos bastó un empujón y estábamos dentro. El edificio era impresionante, una casa típica gaditana con un patio interior enorme con columnas y una gran escalera de mármol que se dividía en dos en mitad del descansillo para subir a los pisos superiores, y todo, absolutamente todo, lleno de espejos rotos, las paredes, el suelo, la escalera, la sensación era escalofriante, miraras a donde miraras veía mi imagen reflejada o la de alguno de mis amigos.
Era como una explosión de colores en aquellas paredes blancas llenas de trozos de espejos. Normalmente cuando entrábamos en las casas abandonadas nos poníamos histéricos gritando y corriendo por todas partes pero en esa casa no, estábamos como petrificados mirando hacia todos los lados, agrupados e incapaces de separarnos más de 10 centímetros fuimos avanzando por el patio hasta llegar a la escalera y empezamos a subir por ella, justo cuando estábamos en el descansillo en que la escalera se dividía en dos algo nos paralizó de terror, fue como un viento helado que nos puso a todos los pelos de punta, nos miramos y vimos el pánico en los ojos de los demás, alguien preguntó
—¿Qué ocurre?
Y mi amiga dijo:
—No hay reflejo, ahora no hay reflejo.
Así era de repente no había nada en los trozos de espejo, nada, la sensación era horrorosa, habíamos alucinando con nuestras imágenes que se reflejaban por todas partes, y de repente no había nada, era como una ausencia total de color, como vacío, fue espantoso...
Salimos corriendo y gritando tan rápido como pudimos, y lloramos, lloramos como bebés, pero no había terminado había algo raro, algo andaba mal, el sol.
Estaba anocheciendo, habíamos estado más de dos horas en la casa, era imposible, completamente imposible, mi sensación temporal fue de unos diez minutos como mucho, ¿qué pasó en esas casi dos horas? Yo no lo sé, solo puedo contar lo que recuerdo y mi recuerdos son diez o quince minutos a lo sumo. Temblando de terror nos fuimos a casa, yo personalmente no dormí en dos semanas y creo que mis amigos tampoco.
Han pasado 22 años, la casa fue restaurada hace unos años pero solo una anciana vive en el ático (eso me han dicho y se puede ver la luz por la noche), las dos plantas inferiores están deshabitadas, los cristales de los grandes ventanales están rotos y las cortinas salen ondeando al viento como banderas.
Desde la Alameda se ven los grandes salones de la primera y segunda planta vacíos, la puerta del edificio siempre está cerrada, y cuando paso por allí todavía me recorre la nuca un escalofrío, pero tengo que mirar es como un imán, me da miedo pero tengo que mirar...Jamás volvimos a entrar en aquella casa ni en ninguna otra, y no volvimos a hablar de lo que ocurrió allí, estuvimos mucho tiempo sin ir a jugar juntos, realmente aquello fue el principio del fin de nuestra amistad. Ya nunca fue igual, no se explicar porqué pero aquello nos distanció, ahora cuando lo pienso quizás fue inconsciente nuestro mutuo rechazo, quizás queríamos olvidar.
-Escrito por: Helen (México)
-Historia Alterna
Karina es una chica común de 15 años, sus Padres se llaman Adrian y Mariza, ellos se separaron hace ya 5 años y Karina había estado viviendo con su padre. Adrian y mariza vivían en ciudades diferentes, este año Karina ingresaría a la preparatoria, la cual se encuentra en la ciudad que vive su madre, así que Karina decidió mudarse con ella para no tener que viajar a diario.
Mariza recibió a Karina contenta porque al fin pasarían más tiempo juntas ya que no convivían mucho desde que ella y Adrian se separaron. El primer día Mariza le mostro a Karina algunas cosas de la ciudad, entre ellas el recorrido que haría desde su casa a la escuela la cual se encontraba a 10 calles.
Mariza trabajaba hasta las 9:30 pm todos los días, así que podría llevar en su auto a Karina a la escuela por las mañanas pero ella debía regresar caminando y preparar su comida. En su primer día de preparatoria le fue muy bien a Karina, sus compañeros eran buenos con ella y pronto encontró amigas con las que se llevó muy bien, las clases terminaron como lo harían todos los días a las 3:00 pm, Karina se despidió de sus amigas y emprendió la caminata que desde ahora debería hacer todos los días hasta su casa.
Todo marchó normal hasta que llegó a un gran parque que se encontraba entre la escuela y su casa, era muy lindo y estaba lleno de personas, así que decidió pasar por en medio de este para acortar camino y llegar más rápido a su casa. Karina llegó a las 3:30 pm a su casa, se preparo la comida e hizo la tarea que tenia para el siguiente día, cuando anocheció Mariza llegó del trabajo y Karina le conto lo bien que le había ido en su primer día y las amigas que había conocido, además de que también le comento a su madre sobre el atajo que encontró para llegar a casa más rápido, pero fue algo a lo que Mariza no le dio mucha importancia.
La semana transcurrió normal para ambas, Karina iba a la preparatoria y regresaba a su casa a las 3:00 pm y siempre cruzaba por el parque y en la noche su madre regresaba del trabajo. El viernes llegó y en la escuela todo marchó normal para Karina, cuando llegó la hora de la salida sus compañeras le pidieron quedarse para hacer la tarea juntas en la biblioteca a lo que Karina accedió, ya en la biblioteca decidió llamar a su madre para que no se preocupara.
-Mamá hoy me quedaré en la escuela hasta tarde haciendo tarea con unas amigas- Le dijo Karina.
-Ok, está bien hija- Respondió Mariza algo distraída y después colgó.
Mariza estaba algo estresada con las labores de su trabajo, por lo que le contestó rápido a Karina, pero al colgar recordó que tal vez le debió haber dicho a Karina que el parque era peligroso de noche, ya se había sabido que hace tiempo algunas chicas habían desaparecido ahí, pensó que debería decirle que sería mejor que lo rodeara, así se quedó viendo su celular un rato pensando en sí debería llamarla de nuevo, pero después de un rato reacciono y pensó que no había por qué preocuparse y solo siguió con su estresante trabajo.
Karina y sus amigas terminaron su tarea a las 8:30 pm, salieron de la escuela y se despidieron, como siempre Karina tenía que regresar sola a casa, a esa hora ya había oscurecido por lo que sintió un poco de miedo pero pensó en que su casa no estaba tan lejos y se apresuró, como su madre no le advirtió nada acerca del parque decidió cruzarlo como siempre, aunque a esa hora ya no se veía nada de gente ella pensó que estaría bien y no de esa forma llegaría más rápido.
Cuando dieron las 9:30 pm Mariza salió de su empleo, como seguía algo preocupada por Karina subió a su auto y se dirigió a casa lo más rápido que pudo, unas cuadras adelantes se detuvo en un semáforo, lo que hizo crecer un poco mas su angustia, también que delante de ella había una camioneta grande cerrada que creyó le estorbaría al tratar de arrancar rápido, así que aprovecho el alto para mandarle un mensaje a Karina.
“¿Hija te encuentras bien?, ya voy para la casa”
Después de enviarlo la luz del semáforo cambio y mariza arranco tratando de avanzar lo más rápido posible, por alguna razón ella tenía un mal presentimiento, trataba de ir más rápido pero la camioneta frente a ella le tapaba el paso por lo que tocó el claxon para que la camioneta acelerará, pero la única respuesta que recibió fue que el conductor saco su mano por la ventana para hacerle señas de mal gusto, en ese momento recibió un mensaje de Karina.
“Si mamá, estoy bien, to…”
Fue todo lo que alcanzo a leer antes de que el auto diera un ligero salto por pasar por encima de algo que había tirado la camioneta de enfrente que por fin había acelerado, Mariza se detuvo y bajó del auto para ver qué era lo que había tirado la camioneta, en ese momento lo que vio fue la imagen más atroz que se hubiera imaginado ver en su vida, sin poder evitarlo un grito de terror surgió de lo más profundo de su ser, las lagrimas brotaron de sus ojos y se arrodillo a su lado impotente, en el suelo se encontraba su hija muerta, su tez era pálida, su cuello se encontraba roto, su ropa completamente desgarrada y tenia marcas de golpes y cortadas por todo el cuerpo, su mochila de la escuela yacía tirada a un lado suyo.
Los policías llegaron al lugar y se llevaron el cuerpo, después de algunas pruebas le dieron el resultado a Mariza, su hija había sido brutalmente violada y golpeada por varios hombres, eso ya había pasado antes en la ciudad, chicas eran levantadas en el parque y después de violarlas las arrojaban en la calle, los culpables no habían logrado ser capturados. Mariza estaba completamente destrozada, después de terminar las pruebas los policías le entregaron la Mochila de Karina con todas sus pertenencias entre las que venía su celular, el cual escondía en una bolsa que tenía hasta el fondo, por la caída estaba completamente arruinado, pero Mariza recordó que justo en aquel momento había recibido un mensaje de Karina por lo que saco su celular para leerlo completo, quedó completamente en shock al ver lo que decía aquel mensaje.
“Si mamá, estoy bien, tomé el camino largo tal como me dijiste y ya estoy en casa, te espero para la cena”
Mariza no se pudo explicar cómo era eso posible y no se lo contó a nadie, Adrian la culpó por lo ocurrido y ella entró en depresión, pero durante el entierro de Karina algo aun más extraño pasó, recibió un mensaje, uno que la hizo cubrirse la boca y llorar nuevamente.
“Mamá saldré con mis amigas al cine, nos vemos al rato, te quiero”
El mensaje provenía del celular de Karina, el mismo que tenia completamente arruinado en una caja bajo su cama como recuerdo. Pasaron días y meses y los mensajes nunca dejaron de llegar, mensajes diciéndole que se quedaría con sus amigas o saludándola, algunas veces incluso parecía como si le respondiese algo que ella le dijo pero cuando ella trataba de mandar un mensaje a ese número su celular solo marcaba error.
Mariza no ha podido olvidar aquella imagen de su hija muerta en sus brazos en medio de la calle, pero cada vez que recibe uno de aquellos extraños mensajes, le reconforta saber que tal vez en alguna realidad ella decidió llamar de nuevo y advertirle a Karina que no pasara por el parque.
Son las 3:30 pm, hoy es el cumpleaños de Mariza y acaba de recibir un mensaje que dice:
“Feliz cumpleaños de nuevo mamá, te tengo una sorpresa para cuando llegues a casa”
Es una lástima que nunca sabrá de que se trataba.
-Escrita por: Anónimo
-Castigo Infernal
Voy a contar una historia que me sucedió en 2007. Yo tenía 16 años y todos los fines de semana (viernes, sábado y domingo) dormía en casa de mi novio, con su hermana y una de mis mejores amigas… Yo estaba en su habitación viendo la película “El exorcista” de 1973, y mi novio aún no llegaba de la compañía donde trabajaba, eran aproximadamente las 12 de la noche, y en la película jugaban con la ouija, como en muchas otras películas que ya había visto. Como toda adolescente tonta, me surgió la curiosidad por saber cómo jugaban y cómo era la sensación de ser “guiada por el espíritu” en el tablero.
Mi novio me daba todo lo que le pedía con el fin de complacerme, y en un momento de estupidez le pedí que me obsequiara la tabla ouija en mi cumpleaños, mi aniversario sería dentro de tres días… Al cabo de ese tiempo, él me obsequió el juego de la ouija (su tía abuela era una practicante de la brujería y le entregó el tablero a él, diciéndole que no quería volver a saber más de ella).
La fiesta de mi cumpleaños fue en mi propia casa, comenzó a las 4 de la tarde y duró hasta el día siguiente. Como yo vivía en una granja en el campo, no había problemas por hacer fiestas de ese tipo.
Sin que mis padres se dieran cuenta (ya que son muy religiosos) me entregó la tabla en mi cuarto. Yo tenía una sonrisa de oreja a oreja, pues al fin sabría lo que era jugar con la ouija. En la habitación cerrada con llave se encontraba mi novio, mis amigos y yo… No muchos amigos, apenas 5, y entonces comenzamos el juego. Pedimos permiso y según mis cálculos jugamos de la 1 a las 3 de la madrugada, más o menos.
Pasó una semana y le devolví la tabla, pues a mí ya no me servía de nada, yo todavía creía que era una mentira… Pero más tarde esa noche, me disponía a dormir en mi cama cuando comencé a oír pasos que se acercaban por la escalera, pero no eran pasos normales (de papá, mamá o mis hermanos), no eran pasos ligeros, eran demasiado pesados y cuanto más subían más fuerte se escuchaban. Sola en la habitación, debajo de las sábanas y con todo apagado, entré en la desesperación y comencé a hablar: “¿Mamá?, ¿Papá? “… Pensando que serían ellos, pero estas palabras fueron en vano.
La puerta se abría lentamente y entre más lo hacía menos podía ver, todo se hacía más y más oscuro, fue entonces cuando sentí algo en mi cuerpo, como si saltara sobre mí y ya no podía ver nada, sentí náuseas y mareos hasta que me desmayé… la única cosa que recuerdo fue cuando me desperté y vi a mi madre a un lado tratando de reanimarme. La llamé y ella me abrazó y me dio la noticia de que mi novio estaba muerto y que 3 de mis 5 amigos de esa noche habían desaparecido.
Al escuchar esta noticia me puse a llorar incontrolablemente y a gritar el nombre de mi amado, entonces le pregunté a mi madre que cuando sería el entierro, y me dijo con inquietud: “Fue hace un mes”… Y yo sin saber nada le pregunté qué había pasado conmigo desde mi “última noche” y me dijo que esa noche mi amado fue encontrado muerto en el medio de la calle. No hubo indicios de lo que podría haber sucedido y me dijo que después de que le hicieron la autopsia, el médico diagnosticó un paro cardíaco.
Esa noche se despertó en casa con mis gritos, pero mi voz era muy fina y ella corrió a mi habitación, cuando abrió dijo que yo estaba sentada mirando hacia la puerta con una sonrisa en el rostro y gritando, pero no eran gritos a de miedo, sino como si quisiera despertar y molestar a la familia entera. Luego me ordenó callarme y dormir porque mi padre se tenía que levantar temprano, y mirando a mi madre al escuchar esa reprimenda, empecé a gritar con una voz ronca y gruesa. Me dijo que desde entonces me despertaba todas las noches gritando, o andando por la casa con pasos fuertes y violentos derrumbando todo por donde pasaba, o de pie al lado de su cama mirándola mientras dormía y siempre con una sonrisa de oreja a oreja.
Cuando escuché todas estas historias comencé a llorar y con mucho miedo de su reacción, le conté a ella lo que pasó la noche de mi cumpleaños 16. Me regañó de una manera que nunca lo había hecho y me dijo que era una muchacha muy malcriada. Después de calmarse me dijo que la noche anterior ella se despertó y se dio cuenta de que no estaba gritando, ni de pie al lado de su cama, por lo que fue a buscarme fuera de la casa, me encontró en la puerta toda retorcida y casi levitando. Cuando un humo negro salió de mi ropa, yo caí al suelo toda contorsionada, por lo que me llevó con urgencia al hospital, donde me desperté.
Mirando a los ojos de mi madre le dije que no recordaba nada, apenas la escena en mi habitación, y me dijo que había llegado a la conclusión de que se trataba de un espíritu maligno que quería enseñarme a no jugar con lo que no debía. Agaché la cabeza, y con lágrimas en los ojos, le pedí perdón… no solo a ella, sino a todos los que sufrieron por mi estupidez.
Esta es mi historia, no mucha gente me cree, pero no necesito que lo hagan, pues mi familia y yo sabemos todo lo que pasamos en ese mes… Y ahora, a los 22 años, con toda una vida por delante, estoy en una silla de ruedas a causa de las contorsiones y tengo manchas en la piel. Vivo con mucho miedo de que esa cosa vuelva de nuevo por la noche y le pido que me perdone por mi rebeldía adolescente.
-Escrita por: Anónimo
-Cuando anochece
Esa noche en particular lucía más tenebrosa que de costumbre. No había indicio alguno de la aparición de la luna. A esa hora, el bosque parecía encerrar misteriosos horrores, los árboles retorcidos y sin hojas parecían tener la perfecta silueta de hombres o de demonios que vigilaban el camino en busca de alguna desafortunada alma a la que atormentar. Era una noche de pesadilla, sin duda. Aunque a todo esto Robert Berestfort no le prestara mucha atención. Seguía caminando por el sendero, guiándose con una linterna.
Un búho pudo verlo, y atónito abrió sus grandes ojos amarillos. Nadie conocía a Robert, por lo menos ningún humano, pero muchos de los animales nocturnos ya se habían acostumbrado a su presencia, pues no era la primera vez que aquel extraño salía a vagar en la oscuridad del bosque. No era normal ver humanos por ahí, especialmente a esas altas horas de la noche.
Robert se había acostumbrado a pasear en la oscuridad porque había descubierto algo raro. Era, tal vez, la lamentable atracción que sentía por la oscuridad del bosque. Un tiempo atrás, en los primeros días de su estancia en la naturaleza, tuvo la desventura de perderse alrededor de 17 horas. Pero para cuando pudo guiarse por algunas piedras y musgos de la tierra ya era muy entrada la noche. Pudo oír el extraño ruido de pasos que venían tras él.
Tomó su escopeta y se preparó para lo que viniese a su encuentro. Detrás de algunos arbustos algo caminaba en cuatro patas. No pudo divisarlo muy bien, pero por el grito que daba la criatura supuso que se trataría de algún jabalí. No se oía el singular ruido de pezuñas que estos animales hacen al correr a gran velocidad, parecía más como el ruidos de palmas golpeando sobre el suelo de tierra. Armado con una pequeña linterna de bolsillo y con su escopeta de calibre 12/70 vio cómo la criatura se mostraba de cuerpo entero, justo delante de Robert.
Tenía la forma de un niño. Sus ojos eran muchos más grandes que los de un hombre, y parecía mirar a Robert con curiosidad. Sus manos eran iguales a las de los mandriles actuales, e incluso las delgadas piernas de la criatura terminaban en manos. El color de su piel era de un gris pálido y contrastaba con el color marrón del poco pelo que cubría parte de su cuerpo.
La curiosidad de Robert lo había mandado noche tras noche a internarse en la oscuridad. Quería volver a verlo una ultima vez, quizá así quedaría satisfecho. Quizá así no se sentiría tan solo. Lo busco por tres noches siguiendo el mismo camino por el cual lo había encontrado por primera vez, pero luego busco por otros caminos. Solía volver por la mañana a su cabaña con un sentimiento de total decepción. Pero esta vez era distinto, Robert cambió su camino al descubrir sobre la tierra seca un par de pequeñas huellas de manos que iban de cuatro en cuatro en dirección a las cuevas. Robert no sabía si disparar o correr. Ese escena era de lo más aterradora. La extraña criatura hizo un sonido agudo, al cual Robert entendió como muestra de sumisión. Se acercó lentamente para tocarlo; la criatura no parecía reaccionar. cuando estuvo cerca de tocarle la frente casi sintió que su corazón salía de su pecho por el susto. Había recibido una fuerte mordida en la mano izquierda. La criatura no lo soltaba y el pobre hombre sentía con pavor el ruido de un hueso rompiéndose. Ante tanto miedo, Robert apretó el gatillo de su escopeta y el ruido fue tal que hizo saltar al monstruo para atrás. Robert cayo de espaldas y pudo contemplar como sangraba su mano. Al levantar la mirada descubrió que aquella cosa había desaparecido.
Robert seguía caminando, otra vez. Se metía por entre un par de arbustos sucios, cruzaba de vez en cuando alguna raíz que lo hacía tropezar. Ya estaba acostumbrado. No miró hacia el cielo, pero este comenzaba a cubrirse de nubes negras. Las huellas se hacían cada vez más borrosas dado que el camino que seguía era constantemente transitado por todo tipo de animales, tanto de día como de noche. Robert no sabía hace cuanto estaban esas huellas en la tierra y pensó que quizá al final de su búsqueda no encontraría nada, ni huellas que seguir. Aun así continuo. Entró a lo más hondo de lo que alguna vez se imaginó que pudo llegar a ir el solo. Se encontró con una gran pared de roca y en el centro una gran abertura. El camino de huellas entraba en aquella cueva. Fue la segunda vez que Robert tuvo miedo de noche.
Una cueva siempre es el refugio de algún animal. Especialmente es el refugio temporal preferido por osos y otros depredadores. Robert nunca volvió a llevar su escopeta por miedo a asustar a la criatura. Y esa noche no era la acepción. Tenía que entrar o irse y olvidar todo aquello. Pero entró. Dentro de aquel gran agujero de piedra no había más que oscuridad y mal olor. Robert levantó la linterna para ver a unos pocos murciélagos. Su camino se hizo cada vez más oloroso, en cada paso debía esquivar los pequeños excrementos de los animales.
Al llegar al fondo vio otro agujero, pero este estaba mas abajo y en el tan solo cabía una persona. Se agachó para entrar en él y una vez adentro noto que tan húmedo era aquella cavidad rocosa. Cuando salió del corto túnel, al el otro lado no pudo ver absolutamente nada. Alumbro el camino. La luz paso por el suelo de piedra y alumbro lo que parecían ser algunos niños dormitando sobre el suelo.No eran mas de tres criaturas. Eran más pequeños que el que ya había visto Robert. Su tamaño era el de un niño de aproximadamente de 3 a 4 años. La piel de estos seres era gris claro y tenían algunas diminutas manchas rosas. Cuando un levantó la cabeza Robert pudo apreciar que aquellos monstruos eran ciegos, como los perros cuando nacen.
Robert se paro y pudo ver más atrás el esqueleto de alguna liebre. Esto quería decir que aquellas cosas eran carnívoras. Por eso, quizá, lo habría mordido la otra vez. Debía irse de allí antes de despertarlos sin hacer ningún ruido. Cuando se dio vuelta resbaló sobre algo viscoso que había en el suelo. Su cabeza golpeó contra una pared de piedra haciendo que Robert gimiese. Lanzó una pequeña maldición y se metió en el agujero. escucho que detrás de el algo roncaba como un jabalí. Miro para atrás sobre su hombro y vio con horror un par de ojos fosforescentes que se acercaban a él.
Quiso gatear lo más rápido que pudo pero sintió que lo sujetaban del pie. Robert tiró con mucha fuerza de su pierna y logró liberarse. Ahora tenía una bota menos y mucho pánico. Salió del otro lado y tomó su linterna para alumbrar bien su camino. Su sorpresa fue mucha cuando la criatura a la que buscaba apareció de un salto frente a el. Esta vez la criatura sonreía de una manera aterradora. Robert quiso esquivarla pero recibió un golpe del monstruo en su rostro. Pudo ver como se alejaba aquella mano casi humana de su cara después de haberlo rasguñado.
El viejo corrió bastante asustado. Siguió corriendo pero sin alumbrar su camino, había perdido su linterna. Solo podía ver con un ojo, pero lo único que el importaba era salir de allí.El cielo hizo un gran estruendo y de momento comenzó a llover torrencialmente. Robert se encontró, arrodillado en el suelo húmedo, tratando de calmar su pánico. Intento respirar más suavemente pero su corazón no le hacía caso. Cuando logró calmarse un poco se volvió a parar para seguir corriendo.
Los truenos eran lo único que alumbraba de cuando en cuando el camino del aterrado hombre.
Robert tropezó un par de veces y en una ocasión piso alguna piedra filosa con su pie derecho que lo hizo gemir.
Sin detenerse en ningún momento continuó escapando, pues quería salir de aquel oscuro infierno lo más rápido posible.Después de un tiempo llego a encontrar su vieja cabaña. Cuando se instaló, recordó el dolor en su pie. Tenía la media cortada y llena de sangre. Fue al baño y cuando prendió la luz pudo ver su rostro abierto en tres tajos.Se acerco al espejo para verse mejor. Su corazón le latió más fuerte que de costumbre. Su ojo izquierdo estaba partido en dos en una línea horizontal. Las heridas en la piel estaban tan abiertas y tan limpias por el agua de lluvia que Robert pudo llegar a ver el blanco de su hueso.
El tiempo pasó, sus heridas sanaron y él quedó tuerto. Robert nunca más salió de su cabaña de noche, aunque si debía hacerlo siempre salía armado. Nunca pudo olvidar aquello. Casi siempre despertaba después de alguna larga pesadilla para mirar su rostro.Si bien nunca pudo olvidarlo, tampoco dejo que eso lo traumarse, e incluso una noche estaba lloviendo torrencialmente en el bosque y Robert sacó una silla para sentarse cerca de la puerta y ver el agua caer. Seguía estando solo, claro que nada más estaba solo en la seguridad de su casa.Cuando salía a cazar en las mañanas siempre descubría algún esqueleto animal. No eran los depredadores locales los que habían hecho semejante destrozo. No, claro que no. Fueron esas cosas.
Cada día la cantidad de nuevos esqueletos animales aumentaba. Eso significaba que la familia de monstruos había crecido: más bocas que alimentar. Él había salido otra vez a cazar su almuerzo. Caminó hasta el centro del bosque. Robert contemplo el cielo despejado de aquel día. Pensó que quizá, si algún día las criaturas se comerían todo el bosque al no estar satisfechos comenzarían a salir de día para saciar su apetito. Robert ya no estaría nunca más a salvo. Algún día el moriría asesinado por esas cosas. Eso le aterraba. Pero, ¿qué rayos podría hacer un cuarentón frente a un ejército de monstruos hambrientos?
Robert lanzó un suspiro y siguió caminando...
-Escrito por: Anónimo
-Venganza
Esta es mi historia, es algo corta pero puede ser la última vez que la cuente.
Hola me llamo Gabriel, siempre tuve buenas amistades o eso creía, con el tiempo aprendí que la amistad no existe, lo tuve que aprender de la peor manera. Soy un estudiante, no importa de qué año o cuantos años tengo, me llevaba un poco bien con unos chicos de mi salón, al menos en las horas de clase, del resto me dejaban solo y no los veía, no le tomaba importancia, pero un día cuando terminaron las vacaciones y los volví a ver, todo era diferente, se sentía todo extraño.
Mis compañeros se llamaban Bryan, Jesús, Antonio, Katy, Stefany, Escarlet, Oriana y Andrés. Con las chicas todo parecía estar bien pero con los demás no...No se, parecía que me odiaban, ellos actuaban como siempre pero yo sabía que algo estaba mal. De pronto me rechazaban, no querían estar conmigo,yo actuaba como que nada importaba, sentía que no era para tanto,pero cuando un día tuvimos un rato libre fui a donde ellos se encontraban, me miraban asi como que si no quisieran que estuvieran ahí,todo siguió asi por varios días, pero hubo un día en especial que nunca olvidare, cuando estábamos todos reunidos y sonó el timbre para entrar a clase, pero antes de entrar Jesus me dijo:Alguien tiene que decirte la verdad, tu no eres de nuestro grupo así que deja de meterte en cosas que no te importan.
Eso me molesto,el odio que tenia creció de una manera inhumana pues no necesitaba que un ser tan despreciable me dijera lo que es obvio, inmediatamente quise vengarme, como sabía que todos pensaban igual la venganza seria para todo el grupo.
Comencé con Brayan,fue el mas fácil de todos,el se va por un callejón todos los días para ir a su casa,hice que las luces se apagaran y con un cuchillo lo degollé, lo vi como se desangraba en el piso y mientras su sangre tocaba la punta de mis zapatos yo lo seguía mirando.
Me pregunte ¿y el siguiente? decidí que el siguiente en morir fuese Antonio, había ido a su casa un par de veces y pude notar que había un conducto que iba del techo a su habitación, con una escalera subí al techo y me escondí hasta que se fuera a dormir, cuando por fin se quedo dormido pude entrar y en silencio tome una almohada y solo lo asfixie,no pude evitar reírme, porque el antes me decía que yo era un gafo y que no tenia fuerza y mientras lo asfixiaba el luchaba para quitar la almohada de su cara y no pudo conmigo.
El tercero fue Andres, este fue un poco mas complicado pues no sabía donde quedaba su casa,tuve que esperar varios días, para que nos asignaran un trabajo en grupo y así seria la única forma de saber donde era su casa,guarde apariencias para que no se diera cuenta de nada, cuando entré, me di cuenta que era muy difícil entrar y cuando nos enseño su cuarto vi su ventana abierta y le pregunte como si nada ¿Duermes con la ventana así? y el me respondió Si porque me da mucho calor de hay saque la conclucion de que seria la mejor y única manera de entrar. Llegó la noche y espere que se quedara dormido para subir,mientras dormía, subí silenciosamente y con un cuchillo lo apuñale varias veces por la cabeza, para que no quedaran rastros de sangre en la ventana, donde fue por donde entre y por donde iba a salir, había llevado papel sanitario y mientras caminaba hacia mi salida iba limpiando las manchas de sangre de mis zapatos o manos en el caso de la ventana.Ya hecho el trabajo de Brayan, Antonio y Andres solo me faltaba uno y ya tenía todo listo. Por si se preguntan que había decidido hacerle a las chicas, lo que decidí fue dejarlas en paz a ellas, ya que me trataban bien o no cambiaron tanto.
Ahora solo quedaba Jesús,el que mas odiaba,tenia un poco de cosas reservadas para su muerte,lo que hice principalmente fue seguirlo hasta su casa y esconderme,tuve la gran suerte de que sus padres salieran en la noche, eso me dio el pase libre para entrar en su casa con mas facilidad, cuando ya estaba ahí fui a la cocina, agarré un cuchillo y vi un bate de beisbol en una esquina de su casa, agarré ambos y fui directamente a su habitación,toque la puerta y cuando la abrió le pegue en la cabeza con el bate, dejandolo asi inconsciente pero vivo, yo quería que sufriera mas, lo até a una silla y cuando despertó, me vio y se asustó mucho mas de lo que estaba.
Se puso pálido y le dije Todo lo que te voy a hacer es por tu propia culpa,por tratarme tan mal y por hacer que los muchachos me trataran como tu querías,me vio y se le pusieron los ojos llorosos,y comencé lo que ya iba a terminar,empece con sus manos, las rompí y mientras lo hacia el lloraba mas y mas,termine con las manos y empece con los brazos y así lo hice sucesivamente con los pies,las piernas,y el me suplicaba que lo dejara y que lo perdonara por todo lo que me había hecho,yo no pensaba en nada solo en que tenia que terminar mi venganza,le enseñe 3 fotos eran los cuerpos sin vida de sus grandes amigos,en ese momento se entero de que fui yo quien los había matado y mientras el gritaba del dolor,escuche un auto,eran sus padres que estaban llegando y con el cuchillo le quite la lengua y lo apuñale en el pecho una y otra y otra y otra y otra vez hasta que por fin murió, me sentí bien al saber que todos habían muerto o bueno que a todos los había matado. Finalmente,sali rapidamente para que los padres no me vieran,ya yo fuera de su casa,escuche los gritos de su madre y preguntaba ¿por que a su hijo? y respondí en mi mente Por que hizo que mis compañeros me rechazaran.
De hay me fui a mi casa, me bañé y me dije Mi gran y dulce Venganza esta completa, maté a 4 personas y no siento ningún tipo de culpa, de hecho me siento mejor que antes.
FIN
-Escrita por: Gabriel
-Fantasmas Abusivos
Acabas de salir para la escuela, corriendo, porque el bus te dejó y tu madre se rehusó a llevarte. Por nada puedes faltar este día, es la entrega del gran trabajo de sociales que costará un 70% de la calificación. Quizá si no estuvieras afinando los últimos detalles en este momento el estrés que sientes desistiría, al cabo que el instituto no queda a más de 11 bloques de tu casa. Tuviste suerte que el perro del vecino no te saltó encima cuando pasaste a su lado, siempre lo hace.
Cruzas la puerta principal de la escuela y te aborda el guardia bloqueando tu camino.
—Sí estoy sobrio —le dices, por reflejo. Pero te aclara que la hora de entrada acabó hace 4 minutos. Deberás cederle algo a cambio de que te permita continuar. Recientemente tuvo un hijo, ¿y si te ofreces de su niñero por algunos días y así pueda descansar un poco con su pareja?
—Estoy divorciado, ella tiene la custodia.
Te precipitas a brindarle ayuda en su trabajo durante una semana para quitar esa mirada de descontento en su rostro. Te retractas ante la persistencia de ésta y le prometes estar bajo su mando tres semanas. Un mes. Hasta tu graduación, si es que entregas el trabajo a tiempo. Acepta y te permite seguir.
Una autoridad más en este lugar a quien tendrás que evitar.
Como el profesor siempre llega tarde a la clase no debes resignarte aún. Recorres un pasillo, otro, otro, otro, otro, otro, ¡¿por qué es tan grande?! Ves al profesor a sólo unos metros del aula: debes pensar algo de inmediato.
—¡Profe!… ¡Hola! —Aceleras la marcha aprovechando su desconcierto, nunca te habías molestado en dirigirle un saludo. Menea tímidamente su mano e intenta reanudar su paso.
—Se ve bien hoy eh.
Te da suficiente tiempo para entrar antes que él. Ahora sólo debes acabar la tarea, ¿qué faltaba?
—Profe, ¿cómo se llama?
—Alberto —te contesta. Para no seguir hostigándolo tendrás que inventar el apellido. Prosigues a escribirlo y le entregas el pesado informe; eres recibido con una mueca acusadora.
Tus amigos, como siempre sentados al final, te saludan.
—¿Llegaste? —habla uno.
Sientes ganas de golpearle por ser tan obvio, pero tu cansancio te lo impide.
—Llegué —contestas, sin más.
El resto del día estuvo muy pesado, ninguno de los profesores se resistía a perturbar el profundo sueño que mantenías, despertándote a mitad de la clase con una pregunta que sabían no tendrías idea de cómo responder.
No le diste gran importancia; el propósito de tu día era entregar el trabajo, por hoy, has terminado.
Nuevamente interrumpen tu descanso, fue una cachetada de tu amigo, ya estás en casa. Vaya, sigues tan cansado que ni recuerdas cuándo te subiste al bus, ¿no?
El perro del vecino se te arroja encima en cuanto bajas del vehículo y le ladras como un desquiciado hasta espantarlo. Te refugias en la casa y cierras la puerta con seguro. Suspiras; tiras tu mochila a un lado y llamas a tu madre. Te contesta desde su alcoba y te pregunta si alcanzaste a entregar el trabajo, le das una afirmativa y pides por comida, como buen mantenido que eres.
—Ven aquí, te preparé algo especial —te dice tu madre, desde la cocina.
¿Cocina?… Podrías jurar haberla escuchado hablar desde su alcoba la primera vez.
—Ven hijo, te tengo algo especial —reitera tu madre, ahora desde su alcoba, de nuevo.
¿Te está jugando una broma? Cómo podría ser, necesitaría tirarse por la ventana, caer viva, correr a la cocina y entrar por la puerta trasera, sin hacer ningún ruido. Pero tu madre perdió sus facultades desde que dejó de menstruar, es imposible que haga tal hazaña. Y subir de vuelta sería más complicado todavía.
—Ven Hijo.
—Ven Hijo.
Alcanzas la computadora en la sala de estar para googlear una solución. Pero descubres que su cable de poder está cortado, lo mismo con el teléfono y lámpara sobre la mesa de al lado.
—¿Y la lámpara por qué? —preguntas inocente.
Tu madre de la cocina insiste a que te presentes donde ella. ¿Será en verdad tu madre? Es en la cocina, después de todo, donde invierte su tiempo a estas horas del día.
Te decides por dar un vistazo. Asomas apenas el ojo, y aunque no consigues ubicarla, la trampa de cuchillos colgantes sobre ti que parece activarse al romper el delgado hilo a centímetros de tus pies te indica que lo que sea que está ahí, no planea alimentarte.
Te retiras lentamente y vuelves a la sala, sin una idea de qué hacer. Tu madre de la alcoba no te ha vuelto a llamar, y puedes escucharla ver en el televisor las telenovelas de las 4, confirmándote que tampoco es quien te parió. Tu madre real sintoniza las de las 5.
Llega a tu mente el recuerdo de… No, lo olvidaste.
Viene de nuevo. Sí, tu madre te dijo algo antes de irte, que probablemente por todo el ajetreo no lograste captar al momento.
Te dijo…
—¡Vete de una vez!
Fue antes de eso.
—El perro del vecino está enfermo, no dejes que te muerda.
Lo que faltaba… y no fue eso tampoco.
—Voy a llegar hasta la cena, tendré una junta importante por la tarde.
Corres a tu mochila y sacas el móvil, marcas el número de tu madre torpemente y lo colocas en tu oído.
—¿Aló, Verónica? —escuchas.
¿Quién rayos es Verónica? No, no, lo marcaste mal. Cancelas la llamada y oprimes ‘madre’ desde tus contactos, es mejor así.
—Hijo, te atiendo en un momento, estoy ocupada ahora.
Escuchas pisadas a lo largo de tu casa, fuertes y persistentes, acercándose. Intentas salir y el condenado perro del vecino te ataca; le cierras la puerta en la cara y ésta queda impregnada de la espuma que chorrea de la boca del animal…
Pero sacarás 69 de 70 en el informe, tranquilo.
-Escrita por: Anónimo
-Apariciones
Por allí iba aquel auto, una camioneta negra, desbaratada pero extrañamente no hacía ningún ruido.
Su conductor era muy callado y en realidad no le daba miedo transitar por aquella carretera tan sola y que dicen que estaba tan llena de fantasmas y aparecidos.
Todo aparentemente estaba bien, hasta que en medio de la carretera aparece una muchacha, muy sucia, con la ropa medio desgarrada y que al parecer no se movería de donde estaba; el conductor tuvo que pisar el freno hasta el fondo para no atropellarla. Esta inmediatamente corrió para entrar dentro del auto, estaba llorando, se veía muy asustada, estaba pálida y con las ropas desgarradas.
La muchacha le contó al conductor que ella y su pareja iban en su auto por estas carreteras, hace unas tres horas hasta que de repente algo apareció en el medio del camino. Su novio pisó el freno, pero fue inevitable que atropellaran a aquel individuo que había aparecido de repente. Cuando su novio y ella misma bajaron del auto para ver lo que había sucedido se dieron cuenta que no había nadie allí.
Se quedaron pasmados del susto y suponiendo que era uno de esos casos de aparecidos corrieron hacia el auto para largarse de allí, pero en ese preciso momento algo toma por el cuello al novio de la muchacha y lo eleva hasta llevarlo hacia afueras del camino donde solo quedaba un espeso monte. En ese preciso momento no se sabía lo que estaba pasando. Entre los gritos de la muchacha y los gritos de ayuda de su novio no se supo qué era lo que estaba tomándolo por el cuello; más bien, parecía una sombra maligna o algo.
La muchacha angustiada al máximo corrió detrás de su novio que era llevado hacia la espesura del monte mientras era ahorcado gradualmente.
La muchacha estaba llorando, ya el miedo se transformaba en algo desconocido, hasta que de tanto correr se encontraron misteriosamente en un cementerio, allí el novio de la muchacha desapareció en la oscuridad, la muchacha sufría un colapso nervioso y se dejó caer. En ese preciso momento se le apareció en frente algo parecido a aquel extraño individuo que vieron en el camino y le dijo que la mataría porque así debían sufrir todos, en la cara del aparecido se podía reflejar el dolor y el sufrimiento e incluso unas lágrimas vueltas piedra, entonces en ese preciso momento la aparición fantasmal comenzó a hacer daño a la muchacha, ésta desistió de buscar a su novio y corrió de regreso mientras era golpeada por aquel aparecido hasta que quedó en shock en medio del camino y en ese justo instante, llegó la camioneta.
El conductor al oír la historia ni se inmutó, ni siquiera expresó un "válgame" y eso fue todo, él le preguntó que adónde quería que la llevara y ella le contestó llorando que hacia un hospital o algo.
En todo el trayecto ella lloró y él se le quedaba viendo, extrañamente pasaba su mano derecha cerca de ella pero la retiraba porque ella levantaba su cabeza de sus brazos donde lloraba desconsoladamente. Llegaron a una comisaría, en esta ella de tanto desespero sufrió un colapso nervioso al llegar con los policías y se desmayó. La dejaron dormir en un cuarto por la noche mientras le preguntaban al sujeto que la había traído lo que había pasado.
Al amanecer toda la comisaría estaba en alboroto, ya que la chica trastornada no estaba, no se había podido haber escapado, ya que era vigilada desde afuera y no existía ninguna ventana en su cuarto lo suficientemente grande para salir, además ¿por qué querría escaparse? Pero más sorprendente fue que al analizar los archivos encontraron que la descripción de esa muchacha señalaba que ella ya había muerto dos meses antes y sus restos fueron encontrados en la carretera.
El sujeto que la había traído no encajaba con ningún sistema de rastreo, su matrícula no constaba en los archivos policiales, sencillamente no existía.
También ese sujeto desapareció en condiciones imposibles, misteriosamente los dos desaparecieron, sin saber por qué, aún se siguen haciendo investigaciones en la comisaría.
-Que Dios me Perdone
Alex era uno de esos pre adolescentes que decía que el mundo es una basura y que su vida era un fracaso tras otro. Lunes de septiembre, Alex despertó para ir a la escuela sabiendo que sería otro día largo y aburrido, se vistió y bajó las escaleras para tomar el desayuno que su madre le preparó, ella lo quería mucho y simplemente detestaba que el fuese así.
El la trataba mal, jamás se llevaron bien, su padre no vivió mas allá de los tres años de Alex, nunca pudo verlo crecer, en fin, Alex desayunó tomó su mochila y partió a la escuela. El día era nublado, algo lluvioso. Miró hacia arriba y dijo;
-Estupendo, lo que faltaba. Llegó a la escuela y no saludó ni a un maestro ni a los alumnos, se sentó y apoyó la frente en la mesa escupiendo al piso y maldiciendo. El no era solitario, siempre había gente burlándose de el o golpeándolo. Los demás se divertían con el, pero el no se divertía con ellos, es más, cuando lo golpeaban ni siquiera se defendía. Este día, el estaba fatigado y realmente enojado, la cereza sobre el pastel fue que uno de sus compañeros, un bravucón le pateó las patas traseras de la silla y el cayó de espaldas al suelo con fuerza, todos se le reían.
Pero el se levantó y el bravucón lo aventó al suelo nuevamente de un empujón, el estaba decidido a no soportar más abusos de sus compañeros. Pero no peleó, el no luchaba, no sabía defenderse. No era cobarde ya que insultó fuertemente al bravucón, pero eso solo enfurecía a este molesto muchacho y el comenzó a golpearlo en la espalda, el estómago y la cara. Alex estaba sangrando y el bravucón reía, sus compañeros ya no lo hacían y el profesor tampoco. Si no que el intentó separarlos y lo hizo, Alex fue enviado a la dirección a castigo, el bravucón se salió con la suya.
-Alex, ¿otra vez aquí?
-Yo no hice nada.
-No me trago tus mentiras, llamaré a tu madre.
-Llámala, no me importa.
-Eres un maleducado.
-Mataré a ese bastardo.
-Cállate por favor.
-Zorra...- susurró por lo bajo-.
Su madre dijo que no podría venir ya que estaba trabajando, así que la directora dejó que Alex volviese a su salón solo para ser molestado nuevamente por el idiota, el tomó una tijera cuando nadie lo veía de la mochila de su compañera y se la guardó bajo su camisa.
Al finalizar la clase, Alex siguió al bravucón y al estar alejados de la escuela, golpeó su nuca con la palma de la mano y corrió lo más rápido y lejos que pudo, el bravucón obviamente lo siguió sin descanso, Alex corrió hasta una vieja granja en ruinas, llovía a cantaros y el bravucón buscaba a Alex por todos lados hasta que el frenó, se quedó inmóvil mirando las hierbas, aver si Alex estaba escondido ahí.
Pero Alex estaba sobre el, sacó la tijera de su camisa y se preparó. Alex estaba sobre una roca, arriba del bravucón dispuesto a terminar con sus abusos de una vez por todas, aún tenía algo de sangre en su nariz resultado de la golpiza que le dieron en clase, Alex se preparó. Saltó y cuando el Bravucón volteó Alex, rápidamente apuñaló en el hombro derecho al bravucón, este gritaba sin parar, Alex se agachó, tomó un palo que había en el suelo y golpeó al bravucón en la rodilla y de un solo golpe, la dislocó, esta estaba al revés y el bravucón gritaba y gritaba sin parar sin caerse hasta que Alex, finalmente golpeó su cara con el palo y este se desmalló.
Alex lo miró con desprecio mientras caían las gotas de lluvia sobre la cara de ambos, la sangre también lo hacía. Un poco más tarde, el bravucón se despertó atado de pies y manos con una soga sucia, con la ropa y la cara ensangrentada y la rodilla dolida, Alex entró al granero y le dijo;
-Oh, despertaste imbécil.
-¿Alex?
-¿A quién esperabas?
-¿Qué sucede?
-Vas a morir.
-¿Qué?
-Te mataré.
-¿Porqué?
-¿Tú porqué crees?
-Se que he sido un idiota contigo y lo lamento, perdóname.
-No, ya es tarde, no te puedes arrepentir de lo que ya está hecho.
-Maldición, por favor no me mates.
-Cielo santo, ¡cómo se te ocurre maldecir ante Dios!
-¿De qué hablas?
-Mira hacia arriba.
Había un rosario colgando, era el que siempre llevaba Alex a la escuela.
-¿Sabes?... No tolero la vida porque pienso que el cielo es mucho mejor, quizá Dios no me acepte ya que estoy haciendo esto, pero me arrepentiré en un futuro, mientras tanto... Que Dios me perdone... Alex torturó volentamente al bravucón incluso después de muerto y volvió a su casa totalmente cambiado de manera positiva para su madre. Días después, el cuerpo sin vida del bravucón fue encontrado por la policía. Sobre el había una nota que decía "Que Dios me perdone" y un rosario sobre ella. Luego de ese asesinato, Alex comenzó a cambiar, era mejor persona con su madre y su hermana, aunque aún tenía problemas en la escuela.
-Escrita por: Anónimo
-Desde las Entreñas
Una, dos, tres pastillas para el dolor. No bastaban, eran inútiles y mi agonía continuaba con la tortura más cruel que pude haber sentido.Derrumbado en mi habitación, en posición fetal, contuve las lágrimas pero no podía evitar la mueca reflejo del profundo dolor que sentía en el abdomen.
Mis padres no estaban. Habían salido a trabajar y yo me escapé de la escuela por el dolor de barriga.
No podía ir a la enfermería del colegio, ellos hubiesen llamado a mis padres y no quiero preocuparles. Además, comenzarían a cuestionarme sobre todo lo que hice, tratando de dar con el origen de mi dolor. No deben enterarse jamás.
Recuerdo que pensé que podía morir ese mismo momento, era como si las entrañas se me desgarraran con un hierro ardiente desde dentro.Aunque el dolor me nublaba el razonamiento no puede borrar los recuerdos. Esos siguen ahí. Como partes de un tráiler de estreno en el que se incluye de todo menos el final de la película.
Aun repaso lo hecho el fin de semana y me niego a creerlo, aunque sé, muy dentro de mí, que la razón de toda mi agonía tuvo su origen en la fiesta del sábado en casa de Mauro. Corrió el alcohol y para nosotros la novedad, y la oportunidad de experimentar cosas que sólo están al alcance de los adultos, fueron de una atracción inevitable.
Ya estábamos ebrios y quedábamos pocos en casa de Mauro. No recuerdo bien quién demonios sacó el “Necronomicón” para realizar algún "hechizo". Recuerdo que me reí y me burlé del libro. Y, como era de esperarse me retaron a leer en voz alta alguno de sus conjuros. No recuerdo qué diablos leí, sólo recuerdo estar lleno de valor, de ira y de orgullo al demostrarles a esos ingenuos que el libro era sólo una patética copia de internet disponible para los pobres ignorantes.
Llamarles así: ignorantes y patéticos, les enfureció. Eso puedo recordarlo desde mi borrachera. Veía todo muy borroso pero mi mente no estaba tan perdida. Aún podía racionalizar lo que sucedía.
Me sujetaron entre todos y fui obligado a comerme varias páginas del libro aquel. Eso fue una pesadilla. Luego me golpearon y me dejaron tirado en el suelo mientras me pateaban hasta que fingí perder la conciencia un momento para detener el castigo.
Me hicieron daño, y como pude me fui arrastrando de ese lugar mientras todos me escupían y me insultaban. “Tienes que aprender la lección”, decían ellos enfurecidos. Recuerdo haber sido levantado por todos y la vista se me oscureció. Quedé inconsciente.
Y desperté desnudo en medio del dibujo de una estrella de cinco picos. Todos mis “amigos” estaban inconscientes por el alcohol, busqué como pude mis cosas y me largué de ese lugar.
Llegué sin que mis padres advirtiesen mi presencia y dormí prácticamente todo el domingo. Solo los vi cuando fui a tomar agua a la cocina. No me dijeron nada pero sus miradas de reproche fueron bastante elocuentes: "Ya hablaremos más tarde, cuando la resaca se te pase". Claro que hoy ya nos les di la oportunidad del sermón y me fui a la escuela sin que me vieran.
Y luego me encontraba ahí en mi habitación, retorciéndome del dolor más intenso que jamás había sentido. No sé cómo caí en la cuenta de que no había ido al baño desde ese día. Tal vez, tal vez ese era el problema, me dije con falsa esperanza.
Me arrastré hacia el sanitario y un espasmo me recorrió el cuerpo. Apenas alcancé a quitarme los pantalones y la ropa interior. Mi esfínter se dilató y el dolor fue terrible, tanto que perdí las fuerzas y caí del sanitario. Antes de caer sentí un desprendimiento, sentí que algo salió de dentro de mí. Pude sentir que se movía.
Un abismo de inconsciencia me envolvió y justo antes de eso escuché un horrible y grotesco llanto parecido al de un ¡¿bebé?!.
Mi memoria jamás se deshará de lo pasó cuando finalmente desperté ese día. Yo estaba ahí, tendido en el piso del baño. Los recuerdos relampagueantes me hicieron tratar de incorporarme y me vi ahí tirado en un charco de heces y sangre.
El horror me impedía asomarme al excusado, sabía que allí había algo, se escuchaba cómo se movía entre el agua, la sangre y los desperdicios. Con las piernas temblorosas por el miedo y la debilidad me acerqué y cerrando los ojos lo más fuerte que pude tanteé hasta que di con el botón para deshacerme de aquella infernal pesadilla. El torrente de agua rugió como un trueno y tras unos segundos interminables pude oír cómo se evacuaba todo el contenido del sanitario por el drenaje.
No pude abrir los ojos, estaba paralizado por el miedo a la posibilidad de que todavía pudiese ver algo de lo que había estado ahí. Esperé a que el depósito de agua se llenara, fue un tiempo interminable, sólo escuchaba mis propios sollozos contenidos y el agua que iba menguando en cantidad al llegar a su límite dentro del depósito. Volví a tantear el botón para descargar nuevamente y la angustia me impedía encontrarlo.
La desesperación me comenzó a traicionar, ¡no encontraba el maldito botón! Fue un instante, lo juro por lo más sagrado, abrí los ojos, para ubicar el botón y lo pulsé. Fue inevitable ver hacía abajo. Una pequeña mano con garras estaba saliendo del fondo del excusado cuando un nuevo torrente de agua la arrastró.
No he podido dormir en esa casa desde entonces. Me he quedado con algunos familiares y planeo mudarme definitivamente de la casa de mis padres. Ellos no me creerán así que solo me queda rogar al cielo por ellos.
Algunas veces escucho ruidos en las tuberías de los baños y tengo que salir de allí lo más rápidamente posible. Está ahí afuera, en algún sitio.
No puedo evitar pensar que un día me encontrará.
-Escrita por: Anónimo
-Lo Siento, pero no lo veo
Era un día lluvioso, mi perro estaba ladrando desde que me desperté. Ya harto de escucharlo salí de mi cuarto, bajé las escaleras y vi la puerta abierta. Pensé que mi papá estaría trabajando afuera pero no fue así, era mi amigo Jonh que venía tocando hace más de 10 minutos. Respiraba muy agitadamente, le pregunté qué le pasaba y me dijo "está aquí", después de esa última frase se desmayó.
Grité todo lo que pude pero nadie me escuchaba... Cuando llegó la policía me tomaron declaraciones. Después de eso quedé tramado totalmente. No lo podía creer, un buen amigo como Jonh había muerto supuestamente por un paro cardíaco. ¿Por qué no habrá ido a la casa de un vecino en vez de venir a la mía estando a 3 cuadras? Después de eso me fui a dormir. Tardé 2 horas en hacerlo pero lo logré.
Me desperté muy agitado después de una pesadilla. Rn la pesadilla estaba repitiéndome en cámara lenta como fueron los hechos cuando bajé y vi la puerta abierta y a Jonh a punto de desmayarse.
Me quedé unos minutos acostado en la cama pensando porque me había dicho "Está aquí". Después de pensarlo mucho recordé el día anterior cuando fui a la escuela y me reí de él. No creo que él hubiera estado tan loco para correr 3 cuadras y morir de un paro cardíaco por una supuesta ilusión, pero quedó en mi cabeza una pregunta sin responder ¿Por qué confió en mi y no en sus padres o en algún amigo para decírselo? Creo que nunca sabré la respuesta a esa pregunta.
Me levanté y bajé las escaleras rápidamente, agarré mi mochila y le puse una linterna, pilas y un par de frutas por si me daba hambre. Salí de mi casa y fui a la de Jonh. Apenas pude llegar toqué la puerta, sus padres me recibieron alegremente a pesar de su perdida, les pregunté a donde frecuentaba ir Jonh contándoles mi teoría y me dijeron que iba a un bosque que estaba a 6 cuadras de allí.
Me despedí de ellos y rápidamente salí de esa casa. Al salir sentí el frío viento pegándome pinchazos en el estomago. Me cerré la campera para ver si podía aliviar ese viento fuerte que impactaba sobre mi. Caminé hasta el bosque y al llegar a la entrada, noté que había un pedazo de bufanda con rayas, una de ellas roja, otra amarilla y otra verde. Igual a la que frecuentaba usar Jonh. Abrí la puerta del bosque y empecé a caminar, al rato empecé a sentirme observado al igual que Jonh, pero como no vi a nadie seguí caminando...
Después de unos minutos de mirar hacia todos los lados todo el tiempo, escuché a una persona tosiendo y como no vi a nadie frente a mí, ni a los costados, me di vuelta y me asusté al ver a una criatura sin ojos con la piel de color gris. Apenas verlo tome valor para correr hacia él y pegarle con la linterna en la cara, mientras corría vi como se desmayaba pero estaba seguro que no iba a tardar en despertar. Corrí, corrí y corrí sin mirar atrás cuando me faltaba una calle para llegar a mi casa, sin fijarme me llevé por delante a un hombre, le pedí rápidamente perdón y seguí corriendo con la intención de salvarme aunque esa rara criatura no me estuviera persiguiendo. Ya casi llegando a mi casa pensé en que esa criatura tenía un tipo de daga en la espalda y pensé "no la necesita, mató a Jonh con el miedo no con una daga". Al llegar a mi casa toqué la puerta fuertemente para que mis padres me abran, no hubo respuesta así que tomé impulso y al pegarle con el brazo a la puerta la derribé. Al caer al suelo vi la cara de esa criatura y me desmayé.
Cuando llegaron mis padres vieron una ambulancia frente a la puerta, me estaban transportando en una camilla. Lo único que pude oír fue que mis padres gritaban "Carter" y que corrían hacia mí.
No pude dormirme esa noche en el hospital pensando en esa criatura, al día siguiente la enfermera le dijo a mis padres de que no yo no había dormido por una supuesta criatura, no se lo debería haber contado. Nadie nunca me creyó y por eso fui a parar al psiquiátrico.
Estuve casi dos meses dentro de esa maldito lugar, traté de no decir a nadie lo que me pasó y cuando me hacían estudios decía de que era una ilusión de mi mente y que ya lo había superado. Ese verso me sirvió para salir cuanto antes de esa lugar, pero yo sé que eso no era una ilusión, era algo real y el único que lo descubrió ademas de mi, era Jonh y no le creí. Eso fue lo peor.
Cuando salí de la habitación del psiquiátrico, recorrí un pasillo lleno de puertas que conducían a otras habitaciones, al llegar al final del pasillo había una puerta, la abrieron y al salir vi a mis padres tomados de la mano viéndome de pies a cabeza. Nunca los perdoné por meterme en esa cárcel. Ni me apuré por saludarlos del enojo que tenia, fui caminando y les di un abrazo a cada uno y les dije "¿Podemos irnos?" los dos asintieron y me llevaron al auto.
Al llegar a mi casa fui a mi habitación y me tiré sobre la cama y me puse a dormir tranquilamente por primera vez después de ver a esa criatura.
Esa criatura me dejó una marca en mi mente que nada puede borrar. Traté de dormir todos los días pero casi nunca pude lograrlo. Sé que me está observando y temo por mi vida que este planeando algo y por eso creo esto, para que si a alguien le pasó algo parecido se comunique conmigo y yo trataré de ayudarlo. Sé que no soy el indicado pero le digo de que no creo que a nadie más le haya pasado esto. No puedo seguir sin dormir y por eso creo esto para que más gente sepa mi historia y la de Jonh... Ojalá esa maldita criatura acabe con mi vida antes de que lo haga el sueño o sino yo voy a acabar con la suya...
Esta foto llego a mi mail unos minutos después de llegar a mi casa. El tema del mail era "Te siento, pero no te veo." (Claramente porque no tiene ojos).
-Escrita por: Trey
Los leí a todos y me encantaron, aunque me gusto mas el de "venganza" es mas tétrico:3
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